domingo, 30 de octubre de 2011

Ese pequeño ingrato no había robado mi corazón,
logro meterse más allá, en un lugar de mi mente.
Después de tanto tiempo no lograba entender como
seguía flotando entre mis pensamientos.
Sólo eramos dos solitarios con la misma ilusión
que tratábamos de esconder frente al otro.
Nunca nos buscamos,
sólo sabíamos en donde encontrarnos.
Solíamos correr en círculos,
hasta que uno de nosotros encontró otra ruta.

1964

Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.
Ya no se con certeza como es tu cara, y cada detalle de ella.
Me gustaban tus ojos, sin saber por que.
Creo que me agradaba escucharte hablar.
Me recuerdas a alguien perdido en el tiempo.
Pero no puedo olvidar tu nombre, ese que me persiguió por tanto tiempo.
Eres un rompecabezas del cual ya se perdieron varias piezas.
Eres un recuerdo que parece un sueño, por distante y confuso.

¿A qué deshoras...?

Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.

¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.

sábado, 29 de octubre de 2011


Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte.
Como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive a la derecha.







viernes, 28 de octubre de 2011

I want to look inside your head.

-I don't want to lose you as a friend
-I promise I will never be your friend. No matter what.

jueves, 27 de octubre de 2011

The morning after

Desperté confundida, como de costumbre busque mi reloj, once cincuenta y cinco del veintinueve de agosto del dos mil diez. Aún acostada en mi cama repase lo ocurrido. Levante rápidamente mi pantalón, hasta un poco más arriba de mi rodilla, y sonreí. Ahí estaba esa pequeña mancha morada en mi muslo derecho que llaman moretón, en aquél instante sólo sentí como aumentaban los latidos de mi corazón y solté un grito de emoción. Por la siguiente semana lo vestí con orgullo, hubiera querido que todos lo vieran, colgarlo en un collar. Me gustaba verlo pasar de morado a verde, de verde a amarillo, y finalmente desaparecer entre mi color de piel. Me gustaría que se hubiera quedado para siempre plasmado en mí pero algún día tenía que desaparecer.

Meses después, desperté con una confusión similar. Tome mi reloj, 9:37 del 18 de noviembre del 2010. Me levante la manga de la blusa que tenía puesta, me descubrí otro moretón, no era morado, ni verde, era amarillo. Cuando lo vi sentí vergüenza, no quería que nadie lo viera, deseaba que se esfumara lo más pronto posible. Entonces descubrí que ningún moretón iba a ser como mi moretón del veintinueve de agosto del dos mil diez pero por más que lo deseara sabía que no regresaría. Es de esas marcas que llegan, se quedan por unos días, y después no dejan ni rastro que estuvieron en ti.

sábado, 1 de octubre de 2011

Llegué a mi trabajo, otro día común. Julio se sentó junto a mi. Entre llamadas comenzamos a conversar, me comento que tenía una víbora boa, la tenía en una pecera y siempre la llevaba a su cuarto a dormir para vigilarla durante la noche, pero estaba preocupado por ella.

-últimamente por la mañana aparece en la cama acostada a mi lado y lleva tiempo sin probar bocado - dijo
a lo que otra compañera contestó:
-"Que linda! ya te tomo cariño"

Julio dijo que la llevaría al veterinario esa misma tarde.

Volví a ver a Julio una semana después.
-¿Qué ocurrió con tu Boa? - pregunté.
-Ya no la tengo, la vendí.-dijo
-¿Por qué? - dije
-La lleve al veterinario la misma tarde que te comente que estaba preocupado y me dijo que debía deshacerme de ella lo antes posible.
-¿Tan enferma estaba?
-No, estaba muy sana. Lo que el médico me dijo es que la boa al acostarse a mi lado, lo que hacia era medir, y al no comer lo que ocurría es que guardaba espacio.
-¿Para qué? - pregunte confundida.
-Me estaba midiendo, y guardaba espacio para comerme.