miércoles, 23 de junio de 2010
Las siete de la noche
Ese pequeño presumido tan mentiroso me irrita; tal vez sea despecho; me encantaba que mintiera a los demás, pero hubiera querido que hiciese una excepción conmigo; Creí que nos entenderíamos como lobos de la misma carnada, prescediendo de todos esos muertos, y que acabaría por decirme la verdad! No dijo nada, absolutamente nada.
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