Desde hace seis meses, aproximadamente, me dieron unas ganas enormes de pintar mi cuarto de color rojo.
Cuando compartía con alguien mi deseo de convertir las paredes a color sangre parecía que decía una barbaridad, la incoherencia más grande que podían haber escuchado, después de ver sus ojos llenos de incredulidad combinado con asombro todos decían lo siguiente:
-Pero si lo haces te vas a estresar demasido.
Otros tantos decían:
-Te vas a enojar por cualquier cosa.
Hace tres días por fin pude pintar mi cuarto del color tan ansiado.
Y con una sonrisa recordé las caras de todos esos seres a los que les confesé mi deseo.
miércoles, 5 de mayo de 2010
martes, 4 de mayo de 2010
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